En la final, Rumanía jugó solo un partido en un nuevo formato eliminatorio, perdiendo 2-1 ante Checoslovaquia en Trieste, con Ștefan Dobay anotando su único gol del torneo. El equipo prometedor de Angelo Niculescu tuvo el grupo más difícil, en el Grupo 3 con Inglaterra, Brasil y Checoslovaquia. Sufrieron una derrota impactante ante Francia y perdieron ante los debutantes, Cuba, que, al igual que Rumania, solo se había clasificado debido a la retirada de su oponente clasificatorio, Estados Unidos.