Durante mi visita al complejo arqueológico tuve bastante suerte porque no cayó ni una gota. A menos de 300 metros de la entrada, siguiendo el camino que indican las señales, se llega a una muralla con una abertura angosta que hace las funciones de puerta de acceso. En riguroso orden, marcado por el mismo camino, uno se va encontrando con las diferentes estructuras que conforman Tulum. Tulúm fue un puerto mercante próspero hasta la llegada de los conquistadores españoles en 1518. Éstos quedaron sorprendidos por la belleza, tamaño y fuerza de esta antigua fortaleza construída en un risco con vista a las aguas turquesas del Caribe.